martes, 1 de diciembre de 2015

 



Los que esperan en el Señor reciben…








Creo que muchas veces actuamos como el pueblo de Israel 
lo hizo hace cientos de años, nos quejamos y decimos. “El 
Señor no se da cuenta de mi situación; Dios no se interesa 
por mí”. Pero…


“¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído? El Señor, el Dios 
eterno, el creador del mundo entero, no se fatiga ni se 
cansa; su inteligencia es infinita.


Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. 
Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los 
más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el 
Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar 
como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin 
fatigarse.”Isaías 40:27-31 (Dios Habla Hoy)


El Señor está muy al tanto de tu situación, y sólo te pide 
que esperes en Él, que pongas toda tu confianza en Él para 
que pueda actuar a tu favor.


“Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, 
espera a Jehová.” Salmos 27.14 (RVR60).




Puedes intentarlo con tus propias fuerzas, “pero el Señor 
cuida siempre de quienes lo honran y confían en su 
amor para salvarlos de la muerte y darles vida en épocas 
de hambre. Nosotros confiamos en el Señor; ¡él nos ayuda y 
nos protege! Nuestro corazón se alegra en el Señor; 
confiamos plenamente en su santo nombre. ¡Que tu amor, 
Señor, nos acompañe, tal como esperamos de ti! Salmos 
33.18-22 (DHH)


El salmista experimentó el amor de Dios en medio de 
dificultades, por eso escribió: “¡Bendito seas, Dios mío! 
Cuando yo estuve en problemas me mostraste tu gran 
amor. Estaba yo tan confundido que hasta llegué a pensar 
que no querías ni verme. Pero a gritos pedí tu ayuda, y 
tú escuchaste mis ruegos.


Ustedes, los que aman a Dios, ¡demuéstrenle su amor! 
Nuestro Dios protege a los que merecen su 
confianzapero a los orgullosos les da su merecido. Todos 
ustedes, los que confían en Dios, ¡anímense y sean 
valientes! Salmos 31.21-24 (TLA)


Espera en tu Dios en todo tiempo; Derrama delante de él tu 
corazón; porque Dios es nuestro refugio. Salmos 62.8 
(RVR60).

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