martes, 22 de agosto de 2017

HABLEMOS DEL PROFETA JEREMIAS







 Jeremias







Si hay uno de los libros proféticos que me seducen 



y me envuelve en su magia, es el libro del 



profeta Jeremías. 





Este personaje bíblico cargado de amor por su pueblo, 



su gente, le hervía en el alma el ardor patriótico, es uno



  de los hombres mas sensibles, emotivos y sentimentales



 de la Bíblia que sufría en carne propia la 



calamidad de su tierra....





He aqui un poco de su historia.





Jeremías, fue un profeta hebreo, hijo del sacerdote Hilcías, 



Jeremías vivió entre el 650-586 A.C en Judá, Jerusalén, 



Babilonia y Egipto. Fue coetáneo que el profeta Ezequiel y 



anterior a Daniel.









Fue uno de los hombres mas emotivos del antiguo 



testamento, conocido más bien como el "profeta lloron".


Según Jeremías 36:23, la primera versión de su Libro fue 




destruida a fuego por el rey Joaquim, bajo cuyo gobierno el 



profeta vivió en continuo peligro de muerte . La persecución



 contra Jeremías se acrecentó bajo el mandato de Sedecías.








 Este a pesar de reconocerlo como portador de la palabra de



 Dios, lo trató con crueldad y lo acusó de espía de los



 babilonios. Consecuencia de proclamar que Judea sería



 destruida si no se arrepentía de sus pecados y de no 



retomar la alianza con Yahvéh. Jeremías llegó a lamentarse



 por su destino, pero finalmente decidió continuar su misión



 profética (Jeremías 20:7-11).





Jeremías llamó a liberar a los esclavos como muestra de 


conversión. En principio, su llamamiento fue acatado; 


pero, prontamente, los amos volvieron a aherrojar a los 


ya liberados. 




Esta actitud el profeta consideró, que sellaba la 




suerte de reino de Judea, de Sedecías y de Jerusalén (ver



 Jeremías 34:8-22). El anuncio de la derrota de Judea fue 



acompañado, además, por la profecía sobre la futura 



destrucción de Babilonia, (Jeremías 31:31) y la



 instauración de la Nueva Alianza.











En el año 587 Nabucodonosor II derrotó a los judíos, 


llevó cautivos a los notables, esclavizó a miles de 


personas, ejecutó al rey y destruyó el 


Templo de Jerusalén. 







Únicamente los pobres fueron respetados y Jeremías


 se retiró a Mizpah y luego a Egipto, donde según la 


tradición murió aserrado o apedreado, pero la Biblia


 no entrega estos datos. 



Nabucodonosor además protegió a Jeremías




 sacándolo de la prisión de Ramá (Belén) donde estaba 



encadenado junto a los principales cautivos de Jerusalem y



 Judá para que viviera entre los caldeos, este hecho lo llevó



 a ser tratado como un traidor y espía de los babilonios.









Muchos judíos huyeron a Egipto y fueron también




 parte de las profecías de Jeremías.




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