Tus ojos vieron mi cuerpo en formación;
todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado
los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de
ellos....Salmos139:16
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles y
arbustos entristecían.
El roble dijo que estaba triste, por no ser tan alto y tan fuerte
como el pino,
volviéndose al pino, lo halló caído, ya que no podía dar uvas
como la vid.
La vid se lamentaba, ya que no podía dar flores como la
rosa y la rosa se deprimía por no ser fuerte y sólida como
el roble...
Entre tanta tristeza, el rey se deslumbró con un fresco y
floreciente clavel. Por lo que le preguntó: ¿cómo puedes
estar tan bello en medio de tanta desolación?
-Siempre supuse que si me plantaste fue para ver claveles,
por eso me propuse ser el clavel más bello y más hermoso
de tu jardín.
Vivimos marchitándonos en nuestras propias
insatisfacciones; en nuestras absurdas comparaciones con
los demás, así como el roble, el pino, la vid y la rosa. “Si yo
fuera”… “si yo tuviera”… “si mi vida fuera”…
Siempre conjugando el futuro incierto, en vez de ver el
presente concreto; necios en no querer aceptar que la
felicidad es un estado subjetivo y voluntario…
Hoy elijo ser feliz, como soy y con lo que tengo… o vivo
amargado por lo que no tengo o no puedo ser.
Solo puedo florecer, el día que acepte… que soy lo que soy.
Comienza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y
de repente estarás haciendo lo imposible.
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