jueves, 9 de junio de 2016

HABLEMOS DE ABRAHAM










Una de las incognitas de la Biblia es esta, como 

Dios escogio a hombres muy lejos de tener un 

perfil de santo para llevar a cabo propósitos 

extraordinarios en la tierra, a tal grado que hasta 

hoy nos sigue su legado.



        Hablemos sobre Abraham


Abraham es un nombre propio masculino de 

origen hebreo en su variante en español. Según la tradición 

judía, Abraham es uno de los patriarcas del pueblo 

de IsraelSe discute si se trata de un personaje histórico 

con añadidos legendarios en la narración de su vida o si es 

completamente real..





Proviene del hebreo אַבְרָהָם (Avraham) y significa "padre del 

pueblo" o "padre de las multitudes". Su forma original era 

Abram, de ab (padre) yram (alto, excelso), por lo que su 

Significado era "el Padre (Dios) es excelso". Sin embargo -

según la Biblia-, Yahvé le llamó Abraham, "padre de 

multitudes" (ab-hamôn), por lo que Abraham sería una 

síntesis entre ab-ram y ab-hamôn. Sin embargo hay que 

tener en cuenta que la promesa para ese "padre exelso" 

(abram), consiste en hacerlo padre de multitudes. El medio 

para ello es darle una descendencia; por ello, necesita un 

vientre y la palabra hebrea es rehem. Queda pues, liter

almente como "Padre del vientre", en cuanto, quien no 

podía tener hijos ahora tendrá multitudes.(wp)









Todos sabemos que fue el primer patriarca hebreo. 

Según la  bíblica, el padre de Abraham, Teraj, salió 

con su familia de Ur, en tierra de los caldeos, (Ur, 

hoy desaparecida, actual Irak, ss. XIX- XVIII a.C. - 

cerca de Mamré?, actual Israel, s. XVIII a.C.)  y 

llegó Jarán. De allí, obedeciendo un mandato de 

Dios, Abraham marchó con su mujer, Sara, y con 

todo su séquito a Canaán, donde llevó una vida 

nómada. A raíz de una época de hambre se trasladó 

a Egipto, pero luego volvió y se estableció en la 

llanura de Mamré, cerca de Hebrón.









Dios realizó con él la Alianza, prometiéndole la tierra 

de Canaán para él y para sus descendientes, que 

serían tan numerosos "como el polvo de la tierra". 

Su esposa Sara no había concebido hasta entonces, 

pero Abraham tuvo un hijo (Ismael) de Agar, esclava 

de Sara. Poco después le volvió a visitar Dios en 

Mamré y le prometió un hijo de la propia Sara. Ella 

se rió al oírlo, puesto que tenía ya noventa años, 

pero Dios cumplió su promesa y Abraham fue padre 

de Isaac. Tenía entonces cien años. Agar fue 

expulsada de la casa y marchó con su hijo Ismael al 

desierto, donde se instalaron.








Años después, Dios quiso probar la obediencia de 

Abraham y le mandó que le ofreciera en sacrificio a 

Isaac. El patriarca aceptó el mandato, pero en el 

último momento Dios le eximió de tan dura carga. Al 

morir Sara, Abraham compró un sepulcro en la 

cueva de Macpela, en Hebrón, y allí la sepultó. En 

esa misma tumba fue enterrado él cuando murió, a 

los 175 años de edad.


Abraham y su hijo, Isaac, así como el hijo de éste, 

Jacob, son tenidos por patriarcas. Jacob, que 

además recibió el nombre de Israel, tuvo doce hijos 

que llegaron a ser patriarcas de las tribus de Israel. 

Y, según la Biblia, esta familia creció y se convirtió 

en una gran nación. Es difícil valorar el trasfondo 

histórico de la historia de Abraham. Acaso vivió 

realmente, pero es posible también de una figura 

legendaria, conmemorada en las crónicas de su 

pueblo migratorio.







Abraham constituye una parte muy importante de la 

historia bíblica de la salvación y es considerado el 

padre del judaísmo. Tanto por parte de la religión 

judía como de la cristiana es considerado el 

depositario de la bendición para todos los pueblos. El 

judaísmo lo ha considerado siempre como un modelo 

de hombre justo y ha alabado su vida mediante 

numerosas tradiciones. En las épocas oscuras de la 

historia de Israel, los profetas hebraicos siempre 

intentaron devolver la confianza a su pueblo 

recordando a Abraham y su alianza con Dios: 

«Considerad la roca de que habéis sido cortados, la 

cantera de donde habéis sido extraídos. Mirad a 

Abraham, vuestro padre».






Pero Abraham no sólo es una figura importante en la 

religión judía, también lo es en las religiones 

cristiana e islámica: tanto Juan Bautista como Pablo 

se oponen a la creencia de que solamente los 

descendientes carnales de Abraham están llamados 

la salvación en el día del Juicio Final. Según ellos, 

la promesa que hizo Dios a Abraham no se limita al 

pueblo judío, sino que contempla una filiación 

espiritual. En cuanto a la religión islámica, se la 

denomina «Millat Ibrahim», que significa «religión de 

Abraham», pues en el Islam se considera a Abraham 

como un precursor religioso del Profeta.

(Texto:Biografias y vida)




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